LOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA

Desde el año 2002, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos elabora anualmente el Informe Interamericano de la Educación en Derechos Humanos donde los diecinueve países que firmaron o ratificaron el Protocolo de San Salvador, con el objetivo de monitorear el progreso de la EDH en la región, por medio del análisis de legislación, estadísticas, reglamentos, planes, programas educativos, textos escolares, entre otros. En sus últimas versiones, el Informe se enfocó a temáticas específicas, como legislación educativa y experiencias de gobierno estudiantil (2007), los planes y programas de estudio para estudiantes de 10 a 14 años (2008), los textos escolares (2009), la metodología de EDH en textos escolares (2010) las políticas de convivencia y seguridad escolar (2011), la discriminación (2012), derecho a la EDH (2013) o la prevención del acoso escolar (2014). La existencia de estos Informes sistemáticos ofrece una mirada muy rica de la situación de la EDH en América Latina. De acuerdo a Ana María Rodino, las principales conclusiones de la última década han sido las siguientes:

 

● Inclusión explícita de la EDH en las metas educativas de los países de la región.

 

● Formación de dependencias específicas para el desarrollo de la EDH, tales como departamentos, oficinas o unidades dedicadas a la promoción de los derechos de sujetos vulnerados (niños, mujeres, indígenas, afrodescendientes, migrantes, diversidad sexual).

 

● Reconocimiento de organizaciones de gobierno estudiantil, en tanto «espacios potenciales para ejercer y aprender derechos humanos» [38]

 

Para esta autora, lo anterior permite comprender que en la última década «la progresiva legitimidad de la EDH (que hasta entrados los años 1990 en muchos países era vista con recelo como peligrosa), da confianza a las y los educadores para empezar a hablar sobre derechos humanos, aunque sea de modo incipiente, y sensibiliza a autoridades, técnicos, docentes y familias respecto al valor de abordarlos en las aulas» [39]. Pese a estos significativos avances, se debe reconocer que el escenario latinoamericano es diverso, por lo que la realidad específica de cada país es variable (en incluso, la realidad diversa al interior de un mismo país). Además, existe una serie de desafíos pendientes, especialmente en lo relativo a «lineamientos y orientaciones curriculares y pedagógicas; en disposiciones sobre la formación de educadores; en el enfoque de derechos humanos al tratar temáticas y realidades particulares –como la situación de poblaciones en condiciones de vulnerabilidad (niños, mujeres, pueblos originarios, migrantes, privados de libertad, etc.), la discriminación, la convivencia y la prevención de la violencia escolar» [40].

 

Por otra parte, en cuanto a los programas de estudio destaca:

 

● Presencia creciente de temas relacionados con los DDHH y la democracia en el currículum.

 

● Significativa presencia, amplitud y profundidad de contenidos sobre diversidad étnica, religiosa, lingüística y cultural, pero baja presencia a la diversidad sexual.

 

● Ausencia de conceptualizaciones comprehensivas sobre DDHH, democracia y Estado de Derecho.

 

● Debilidad en la entrega de información y análisis histórico sobre la democracia y los DDHH, incluyendo su origen, hitos históricos y las luchas por los DDHH en el mundo.

 

● Escasas menciones de personas relevantes en la lucha por los DDHH y la democracia, tanto en la historia como en la actualidad.

 

● Los programas de estudio no abordan casos de violaciones masivas de derechos humanos en la historia del mundo, el continente y cada país.

 

● Hay un énfasis mayor en las normas y no en las instituciones encargadas de proteger los DDHH tanto a nivel nacional como internacional

 

Además, Rodino reconoce la ausencia de una asignatura dedicada exclusivamente a los Derechos Humanos en todos los países analizados, así como la escasa profundidad en su tratamiento:

 

«Los programas no incluyen conceptualizaciones comprehensivas de los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho que tanto se citan (sus definiciones, principios y fundamentos, rasgos característicos, distintas interpretaciones y sus riesgos, etc.) […] Por ejemplo, la fuerte presencia de la noción de derechos humanos contrasta con el mucho menor espacio que los programas le dan a su definición y el aún menos que le dan a las características de los DDHH. Poder explicar qué son los derechos humanos y conocer los rasgos que los caracterizan es imprescindible para comprenderlos” [41].

 

Al respecto, el Informe sobre Educación en Derechos Humanos elaborado por el IIDH el año 2013 destaca la necesidad de profundizar los conocimientos específicos sobre derechos humanos en todos los niveles educativos, destacando que sin contenidos específicos no es posible desarrollar metodologías pertinentes. Establece que este déficit tiene un doble efecto «por un lado reduce el potencial de la EDH, ya que los contenidos incorporados se ven de manera superficial o quedan librados a la voluntad de las y los docentes y las instituciones educativas y, por otro, los contenidos y metodologías que se proponen en los libros de texto entregan una visión reduccionista e incompleta, con la consiguiente pérdida de oportunidad de hacer de ellos una instancia real de tratamiento de estos contenidos por parte de educadores y estudiantado» [42].

 

Otro ámbito deficitario identificado por el IIDH es la enseñanza de la historia de los derechos humanos, lo que a juicio de la autora es fundamental, pues las personas deben comprender que éstos «no están dados por la naturaleza, ni derivan de un mandato religioso, ni son concesiones de un Estado generoso: son conquistas de la especie humana en su devenir histórico. Sin un acercamiento mínimo a su origen, su construcción y su defensa histórica no podemos esperar que nuestros niños y niñas los comprendan, los valoren y los defiendan»[43] [[6]]. Este tipo de saber, tiene que ver con que los ciudadanos que pasan por la escuela sean capaces de comprender los fundamentos, el sentido y los desafíos de los derechos humanos para la humanidad, y no sólo su enumeración rutinaria sin aplicación en sus vidas cotidianas.

 

En ese sentido, el gran desafío de la EDH en América Latina es consolidarse como un saber pedagógico específico presente en cada dimensión del sistema educativo, profundizando cambios que están en curso, tales como los cambios curriculares y didácticos, y el desarrollo de políticas públicas con enfoque de derechos. Pero además, para Ana María Rodino, es necesario abordar ámbitos emergentes, tales como

 

«(a) la formación sistemática y sólida de las y los educadores en materia de EDH; (b) la innovación en el tratamiento y enfoque de contenidos más allá de las ciencias sociales y la educación cívica, incursionando en otras disciplinas para hacer real la aspiraciones de los derechos humanos como eje educativo transversal, y (c) la atención de algunos colectivos particulares poco contemplados todavía por los sistemas educativos formales – entre ellos poblaciones migrantes y refugiadas, personas con discapacidades, personas privadas de libertad , y niños participantes en conflictos armados y situaciones de violencia organizada» [44].

 

En concordancia con estas propuestas, el educador chileno Abraham Magendzo, señala que en la actualidad, las condiciones sociales ameritan que la EDH «la educación en derechos humanos debe, de manera manifiesta y notoria reforzar y fortalecer aún más su compromiso con la justicia social y lo debe hacer desde una actitud no sólo ética sino que, por sobre todo, con decisión política» [45].

38) «La institucionalización de la Educación en Derechos humanos en los sistemas educativos de América Latina (1990-2012): avances, limitaciones y desafíos» en Ana María Rodino, Giuseppe Tosi, Mónica Fernández y María de Nazaré (Coord.). (2014). Cultura y Educación en Derechos Humanos en América Latina. Paraiba, Brasil: Editra da UFPB, p. 67-68.

 39) Ibídem.

 40) Ibid., pp. 68-69.

 41) Ibid., p. 70.

 42) Instituto Interamericano de Derechos Humanos. (2013). El derecho a la educación en derechos humanos en las Américas. San José, Costa Rica: IIDH, p. 68.

43) Ana María Rodino, Op. Cit., p. 78.

 44) Ibid., 81.

 45) Abraham Magendzo, “La educación en derechos humanos y la justicia social en educación”, en Ana María Rodino, Giuseppe Tosi, Mónica Fernández y María de Nazaré (Coord.). (2014). Cultura y Educación en Derechos Humanos en América Latina. Paraiba, Brasil: Editra da UFPB, p. 146.